Tomando como base mi casa en el pueblo de Yangana (a unos 30 km al sur de Vilcabamba) nos dirijimos con Lenin - muchacho local del pueblo y guía - hacia la reserva Tapichalaca, controlada por la fundación Jocotoco. Esta reserva es hogar del pajaro Jocotoco, animal endémico del lugar y único del mundo, y de donde toma el nombre la fundación. Es un animal tipo colmorán de galapagos, que por alguna razón tiene alas atrofiadas y no puede volar.
En camino a esta reserva, que está solo a 1 hora y media de Yangana y 1,200 metros verticales de elevación, Lenin nos detuvo para conocer una cascada que había encontrado. Peronsalmente no esperaba ver ninguna maravilla, pero lo que vimos no lo esperábamos. Paramos en una curva luego de un puente sobre un pequeño río. Nos adentramos por un lugar totalmente aleatorio para nosotros, y de la nada encontramos un precario sendero adaptado por Lenin. A unos 10 minutos de caminata llegamos a la cascada. Increíble, de la nada un lugar mágico y pacífico, no podíamos creerlo.
Luego de la cascada seguimos nuestro camino, parando por el punto más alto de Sabanilla, con mucho frío pues viajabamos en el balde de la camioneta sin mayor abrigo, y finalmente llegamos a Tapichalaca.
Al entrar a la casa de los guardabosques y hospedaje de científicos y ornitólogos, los colibríes volaban por todas partes, entre nosotros sin ningún reparo ni miedo. Era un espectáculo hermoso. Luego, al adentrarnos en los senderos - tomamos el sendero corto por cuestiones de tiempo - empezamos a encontrar algunas variedades distintas de aves, orquídeas, bromelias e insectos. Es increíble que en un pedacito de tierra se encuentre tanta diversidad y belleza natural.
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